26 junio 2007

Ya tenemos Corralito en España

Entre quienes siguen la evolución del mercado inmobiliario con preocupación, algunos lo ven más negro que otros. Y aún dentro de los pesimistas, hay quien nos augura un futuro de recesión y paro debido a la caída del sector inmobiliario (a día de hoy el 18% del PIB, nada menos). A falta de otros sectores productivos fuertes y competitivos, nuestra única salida sería hacer uso como los países del tercer mundo: devaluar la moneda para que nuestros productos sean competitivos en precio, ya que no lo son en calidad.

Pero el Banco de España ya no tiene la facultad de devaluar una moneda propia, porque no la hay. De modo que nos vemos en la necesidad de salirnos del euro, resucitar la peseta al valor que tenía (1€ = 166pta) y a continuación devaluarla: pongamos que la dejamos en 1€ = 200pta, por poner números redondos. Medido en euros, nos ha desaparecido de un plumazo un 20% del valor de nuestros ahorros. Pero claro, como no nos vamos a dejar así como así, querremos sacar nuestros euros de España antes de que nos hagan el timo de la estampita. Y a su vez, para evitar esa fuga de capitales, el gobierno tendrá que bloquear el dinero en nuestras cuentas antes de devaluarlo. Eso fue lo que se hizo en Argentina, el famoso corralito.

Ahora pensemos en lo que es el corralito desde el punto de vista de un argentino: "yo metí mi plata en un sitio que creí seguro, y me dicen que ahí está y que sigue siendo mía, pero me encuentro con que ha perdido una enorme porción de su valor (lo han devaluado) y encima no me dejan sacarlo de ahí".

Y ahora pensemos en la situación del españolito medio que se creyó que era más rico cada día porque su piso subía de precio: "yo me hipotequé hasta las cejas (50 kilos)en lo que es un valor seguro, porque los pisos nunca bajan, ahora ya pueden decir lo que quieran, que yo me niego a venderlo por menos de 70 kilos, porque yo lo valgo".

En los próximos años, ojalá me equivoque, veremos algo parecido a lo que vimos en el 92 y 93: nadie puede comprar a esos precios, pero nadie quiere vender por menos. Nadie compra, nadie vende. Los precios se estancan en términos nominales y sólo la inflación consigue, disimuladamente, que bajen un poco en términos reales.

Resultado: tu piso sigue siendo tuyo, pero vale menos de lo que creías y tu solito te has autoimpuesto un corralito mental. Tu rechazo a vender, ahora que estás a tiempo, por un buen precio pero que es menos de lo que tú dices que vale, hace que el fruto de tus años de trabajo (pasados y futuros, hasta que pagues la hipoteca), y el de muchos españoles, esté ya, a efectos prácticos, encerrado tras un muro que no es de ladrillos, sino de esquemas mentales.

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