28 agosto 2007

Acostumbrarse a lo fácil

Qué fácil es acostumbrarse a lo fácil, y qué duro es volver al trabajo, ¿verdad? Ahora que casi todos hemos vuelto de vacaciones nos resulta muy difícil el volver a la rutina diaria... que como su nombre indica es lo que habíamos hecho siempre durante los once meses anteriores sin ninguna dificultad en particular.

Pues no sé si será un consuelo, pero no sólo a las personas nos pasa: la economía mundial está acostumbrada a la dolce vita, el crédito fácil y a bajo tipo de interés. Todo aquello fue obra del abuelete llamado Alan Greenspan, que para sacar a los Estados Unidos de lo que parecía una inevitable y larga recesión, bajó en el año 2001 a niveles extraordinariamente bajos los tipos de interés americanos. Por su parte, el Banco Central Europeo hizo lo mismo en Europa ante la mala salud de las principales economías de la zona Euro (Alemania, Francia, Italia).

Pues como decía, en aquella época la cosa pareció funcionar, y la recesión se convirtió en una "mini-recesión", una tormenta en un vaso de agua. Y Alan Greenspan fue unánimemente aplaudido por su manejo de la situación y su cuidadosa elección de las palabras, sabedor de que un adjetivo mal puesto podía crear pánico en las bolsas mundiales.

Pero la gente tiene mala memoria y los que le alababan ahora le critican por habernos llevado a la actual situación: Con esos tipos de interés tan bajos todo el mundo pedía créditos: las empresas, ya que cualquier inversión por mediocre que fuese, era rentable aún después de descontar los intereses del préstamo solicitado para financiarla. Y los particulares que no sólo en España, ven la vivienda como la inversión más sólida a su alcance, se lanzaron a comprar e hipotecarse, unos detrás de otros, creando los precios de locura que hoy tenemos.

A Greenspan le critican, decíamos, porque ahora que las economías parecían marchar bien, y era hora de subir los tipos a niveles históricamente normales, resulta que cualquier intento de subirlos provoca reacciones adversas: todo el mundo se ha acostumbrado al sistema de crédito fácil y no soporta el retorno a los intereses "de toda la vida". Vaya unos días han tenido las bolsas y los bancos en Agosto. A más de un millonario le habrán fastidiado las vacaciones.

¿Qué va a pasar ahora? Pues probablemente (y ojo, que no soy adivino ni tengo información privilegiada) el plan de subir los tipos de interés sigue adelante porque "es lo que hay que hacer" (se acabó lo del Euribor al 2%) aunque haya que ir más despacio para que el sistema pueda adaptarse poco a poco. Eso sí, a nosotros los currantes, el retorno a la oficina no nos lo van a hacer gradualmente, sino el lunes por la mañana, de golpe y sin anestesia.

14 agosto 2007

Un libro para las vacaciones: El libro negro del emprendedor


Ahora mismo estoy leyendo este pequeño libro: El libro negro del emprendedor, de Fernando Trías de Bes. Un libro que además de ser fácil de leer en estos días de relax, es muy interesante para todos los que como yo estamos empezando o nos planteamos un proyecto empresarial.

Después de tanto libro sobre los hipotéticos factores clave del éxito, ya iba siendo hora de que alguien cogiera el toro por los cuernos y hablara de lo que nadie quiere oír: los factores clave del fracaso que están engranados en nuestra actitud y nuestro carácter. Porque amigos míos, puede que nos estemos lanzando a un proyecto para el que no estamos hechos o al que nos enfrentamos con una actitud inadecuada. En ese caso, más vale que alguien nos lo diga cuanto antes. Y sobre todo, más vale que le escuchemos.

13 agosto 2007

Vivienda y burbuja inmobiliaria

Este va a ser un artículo muy breve, simplemente para recomendarles dos excelentes blogs, cada uno en su registro, sobre el tema de la vivienda:

Uno trata el aspecto económico, con interesantes posts sobre la historia de las burbujas y los conceptos económicos subyacentes: Burbuja inmobiliaria.

El otro sobre el coste medioambiental y paisajístico de esta plaga de construcciones feas y de escasa calidad, hechas en terrenos "protegidos" con un solo objetivo: el dinero rápido, y con la connivencia de aquellos que deben velar por el interés ciudadano: Urbanismo patas arriba.

Buena lectura.

06 agosto 2007

Seguros ¿Cuándo hay que contratarlos?

En general, cuando compramos un artículo como un ordenador, un equipo de música o un electrodoméstico, nos suelen ofrecer la posibilidad de contratar un seguro contra daños o robo, a veces llamado extensión de garantía.

¿Es una buena idea? Si no lo tienes muy claro, observa la insistencia del vendedor para colocarte el producto. Me refiero al seguro.

¿Verdad que con el artículo en sí, el vendedor no era tan insistente? Pero es a la hora de cerrar la venta cuando aparece la propuesta de contratar el seguro y entonces el comercial despliega todo su arsenal de trucos de vendedor.

Todo eso que te dice el vendedor es verdad: a veces las cosas se averían, se pierden o nos las roban. En esos casos perdemos dinero, pero... ¿cuál es la probabilidad de que nos pase una cosa así?

Pongamos que el artículo vale 100 euros y que la posibilidad de que se estropee completamente es del 5% (Y me parece mucho: si uno de cada 20 se averían cada año, mejor compra otra marca). Entonces el seguro debería valer 5 euros. ¿Por qué? Porque de cada 20 compradores que pagan 5 € cada uno (total pagado en seguros: 100€) sólo uno sufre una avería, y hay que reemplazarle el artículo por otro igual de valor 100€. Como veis el fundamento del seguro es distribuir el riesgo, de modo que todos paguen una pequeña cantidad por igual, que sirva para cubrir la pérdida del que haya tenido mala suerte.

Esto sólo era un ejemplo. En la vida real el riesgo de avería es muchísimo menor, y la póliza de seguro mucho más cara. Resultado: la compañía de seguros gana muchísimo dinero y en conjunto, los consumidores lo pierden.

¿Qué debo hacer yo entonces? ¿juntarme con otros 20 consumidores y asegurarnos mutuamente por 5 euros? Bueno, así es como nacieron las mutuas de seguros, pero es poco práctico para cosas de poca entidad. lo que debemos hacer, ya que cada uno de nosotros tenemos más de veinte artículos, electrodomésticos etc, de 100€ cada uno, es reservar una cantidad de dinero para reemplazar un artículo. Y como no los vamos a perder todos a la vez, sólo necesitaremos reemplazar uno solo de ellos. Ese es el “autoseguro”.

Los únicos seguros que hay que contratar son aquellos que nos cubren una pérdida que no podríamos asumir:

  • El seguro médico en los países donde no hay seguridad social (que es un seguro médico estatal y obligatorio);
  • El seguro a terceros en caso de accidente de automóvil (también es obligatorio, y no por casualidad);
  • Y seguros sobre todo lo que hayamos comprado a crédito (si lo hemos comprado a crédito es porque no lo podíamos pagar al contado la primera vez, luego aún menos una segunda. Tampoco es casualidad que sean obligatorios al suscribir créditos e hipotecas).
En general en inversiones costosas como un automóvil nuevo (viejo ya vale mucho menos, y nos ponemos en el caso que vimos al principio, de los pequeños artículos que podemos autoasegurar).

03 agosto 2007

Los seguros y la responsabilidad civil

No, no me he ido de vacaciones este mes. Al menos no del todo, porque no puedo dejar pasar esta noticia sin comentarla: Sin amigos ni indemnización se ha quedado la mujer que perdió el equilibrio al tropezar con un juguete en casa de unos amigos y les demandó por lesiones.

La sentencia inicial de la Audiencia Provincial de Valencia condenó a la aseguradora a pagar 26.000 euros a la mujer al considerar que "los anfitriones asumen la posición de garantes de la seguridad de sus invitados", mientras que el Supremo ahora la deniega porque "no toda desgracia determina necesariamente que alguien deba responder de ella ya que la vida comporta riesgos por sí misma".

Vaya por delante que yo no me creo ni media palabra, y para mí esto es clarísimamente un chanchullo de la mujer y sus amigos (que lo siguen siendo) para sacarle la pasta a la compañía aseguradora. Pero a lo que íbamos: Menos mal que yo he tirado por las carreras de Ciencias. De haber estudiado Derecho, me habría vuelto loco: La Audiencia de Valencia y el Supremo discuten a estas alturas de la vida de temas filosóficos.

Pues si aún no hay una doctrina clara al respecto nos arriesgamos a que cada reclamación al seguro se convierta en una disputa filosófica sobre la culpa o la responsabilidad individual. En los Estados Unidos (donde paradójicamente la libertad y la responsabilidad individual son la esencia de su ser nacional), los jueces lo tienen muy claro: siempre hay un culpable y se endosa una indemnización millonaria a su aseguradora. Es famosa la mujer que consiguió una indemnización millonaria de McDonalds, al quemarse los labios con el café caliente... Mira que no avisar de que el café es una bebida que se sirve caliente, qué gente más mala hay por el mundo. Pobrecita mujer. Desde entonces en McDonalds lo ponen por escrito en todos los vasos.

De seguir por el camino de los USA ¿a qué nos lleva esto? Pues a que empresas y particulares se vean en la necesidad de contratar voluminosas pólizas de seguro, por que si no, a ver quien es el guapo que paga semejantes indemnizaciones. Por supuesto, si las indemnizaciones son tan caras, la aseguradora nos pasará ese coste a los que suscribamos la póliza. Un coste fijo más a añadir a la lista. Esto ya es una preocupación en los Estados Unidos, y se han hecho llamamientos a la moderación desde nada menos que la Casa Blanca.

¿Por qué? Pues porque es un gasto absurdo, y la cadena de demandantes, abogados, jueces y finalmente la aseguradora que te cubre un riesgo tan innecesario constituyen una estructura parasitaria que chupa recursos de las actividades verdaderamente productivas.

En fin, un aplauso para el Tribunal Supremo. Y ustedes miren donde pisan, no vayamos a tener un disgusto.

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