06 agosto 2007

Seguros ¿Cuándo hay que contratarlos?

En general, cuando compramos un artículo como un ordenador, un equipo de música o un electrodoméstico, nos suelen ofrecer la posibilidad de contratar un seguro contra daños o robo, a veces llamado extensión de garantía.

¿Es una buena idea? Si no lo tienes muy claro, observa la insistencia del vendedor para colocarte el producto. Me refiero al seguro.

¿Verdad que con el artículo en sí, el vendedor no era tan insistente? Pero es a la hora de cerrar la venta cuando aparece la propuesta de contratar el seguro y entonces el comercial despliega todo su arsenal de trucos de vendedor.

Todo eso que te dice el vendedor es verdad: a veces las cosas se averían, se pierden o nos las roban. En esos casos perdemos dinero, pero... ¿cuál es la probabilidad de que nos pase una cosa así?

Pongamos que el artículo vale 100 euros y que la posibilidad de que se estropee completamente es del 5% (Y me parece mucho: si uno de cada 20 se averían cada año, mejor compra otra marca). Entonces el seguro debería valer 5 euros. ¿Por qué? Porque de cada 20 compradores que pagan 5 € cada uno (total pagado en seguros: 100€) sólo uno sufre una avería, y hay que reemplazarle el artículo por otro igual de valor 100€. Como veis el fundamento del seguro es distribuir el riesgo, de modo que todos paguen una pequeña cantidad por igual, que sirva para cubrir la pérdida del que haya tenido mala suerte.

Esto sólo era un ejemplo. En la vida real el riesgo de avería es muchísimo menor, y la póliza de seguro mucho más cara. Resultado: la compañía de seguros gana muchísimo dinero y en conjunto, los consumidores lo pierden.

¿Qué debo hacer yo entonces? ¿juntarme con otros 20 consumidores y asegurarnos mutuamente por 5 euros? Bueno, así es como nacieron las mutuas de seguros, pero es poco práctico para cosas de poca entidad. lo que debemos hacer, ya que cada uno de nosotros tenemos más de veinte artículos, electrodomésticos etc, de 100€ cada uno, es reservar una cantidad de dinero para reemplazar un artículo. Y como no los vamos a perder todos a la vez, sólo necesitaremos reemplazar uno solo de ellos. Ese es el “autoseguro”.

Los únicos seguros que hay que contratar son aquellos que nos cubren una pérdida que no podríamos asumir:

  • El seguro médico en los países donde no hay seguridad social (que es un seguro médico estatal y obligatorio);
  • El seguro a terceros en caso de accidente de automóvil (también es obligatorio, y no por casualidad);
  • Y seguros sobre todo lo que hayamos comprado a crédito (si lo hemos comprado a crédito es porque no lo podíamos pagar al contado la primera vez, luego aún menos una segunda. Tampoco es casualidad que sean obligatorios al suscribir créditos e hipotecas).
En general en inversiones costosas como un automóvil nuevo (viejo ya vale mucho menos, y nos ponemos en el caso que vimos al principio, de los pequeños artículos que podemos autoasegurar).

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