22 abril 2008

Problemas financieros en Islandia: ¿Se llamara “la crisis del bacalao”?

A finales de 1994 se bautizó como “el efecto tequila” a la crisis financiera que nació en México y se extendió a otros países de América Latina. A diferencia de tantas y tantas otras crisis en países en vías de desarrollo, ésta sucedió en un país que “había hecho bien sus deberes” según las recetas del FMI y del Banco Mundial.

La causa exacta, por supuesto, depende de a quien se pregunte será una o todo lo contrario. De hecho, ha sido puesta habitualmente como ejemplo pro los movimientos antiglobalización como muestra de lo malo que es el liberalismo para los países pobres. No obstante, olvidan que las medidas que se pusieron en práctica para solucionarla fueron en sí muy neoliberales (free float de la moneda e incentivos al retorno de capitales extranjeros), y de hecho permitieron la recuperación rápida de la estabilidad y un fuerte crecimiento económico durante los años siguientes.

Pero hay una cosa en la que más o menos todo el mundo está de acuerdo: la crisis se debió a la retirada masiva de los capitales extranjeros puramente especulativos que habían llegado de forma igualmente masiva en los años anteriores. Se les llamó “capitales golondrina” por su tendencia a emigrar siempre en busca de mejores climas. Estas cosas no son de extrañar en los países emergentes, pero... sorpresa sorpresa, está pasando o a punto de pasar en uno de los países con mayor calidad de vida del mundo, el paradigma del modelo escandinavo: Islandia.

Recientemente, el Banco Central de Islandia subió los tipos hasta el 15,5% en un intento de frenar la fuga de capitales que lleva ya causada una devaluación del 25% del valor de la moneda, la corona islandesa. Mientras tanto, la inflación alanza ya casi el 9%. La fuga de esos mismos capitales que en los años precedentes permitieron a los bancos islandeses apalancarse para crecer y convertirse en gigantes mundiales, ahora hace que se rumoree la nacionalización del mayor de ellos. Tan orgullosos como estaban de su soberanía monetaria, y ahora se les dice que lo que necesitan los islandeses es integrarse en el euro. Los hedge funds especulan en contra de la corona islandesa e invierten en credit default swaps, apostando por que alguno de los grandes bancos islandeses no sea capaz de hacer frente a sus compromisos de deuda. Una historia que ya habíamos tantas veces oído de otros países... pero no de uno tan próspero. Igual qu a la de México la llamaron "el efecto Tequila", ésta ¿se llamará “la crisis del bacalao”?



Si esto empeora, es posible que veamos como se revisan algunos de los principios sagrados de la libre circulación de capitales y quizá un aumento del nacionalismo económico en forma de restricciones a los flujos de dinero volátil, para favorecer las inversiones a largo plazo. No sería mala idea, pero para muchos llega tarde.

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