¿Comprar o alquilar?
Voy a pasar muy brevemente por las ventajas y desventajas no monetarias de cada una de las dos opciones: la compra y el alquiler de la vivienda, simplemente para que quede constancia. De todos modos, lo que pienso que es necesario mirar bien es la cuestión económica, más que nada porque además de ser extremadamente importante (van a ser muchos años de nuestro sueldo los que se van a ir a parar a los bolsillos de otra persona al momento de la firma de un papelito) no se suele mencionar.
¿Cómo que no?, diréis. Todo el mundo ha oído eso de "alquilar es tirar el dinero". Pero ahí se queda toda la discusión, en una frase hecha a la que se la da valor de verdad absoluta e irrebatible, por lo que no se para nadie ni un momento a hacer números. ¿Pero es tan cierta esa frase como nos creemos?
Voy a empezar por un modelo simplificado de la situación. En los próximos días lo iré complicando para hacerlo más realista, pero ya desde el principio nos vamos a hacer una idea de por dónde van los tiros...
Supongamos que vivo y trabajo en Barcelona y que estoy dudando entre la compra o el alquiler de un piso. Razones para una u otra opción no me faltan:
Ventajas de alquilar:
Se puede acceder a una vivienda mejor sin tener que hacer un desembolso inicial fuerte.
Alquilar es mucho más sencillo: las gestiones son mínimas, no hay prácticamente papeleo, no se tiene que solicitar una hipoteca, ni acudir al registro de la propiedad, ni contratar un notario... Al alquilar, generalmente hay que hacer un pago por adelantado de uno o dos meses de alquiler como depósito de garantía. Este monto será mucho menor que el 10% o 20% del valor de una vivienda que normalmente se requiere tener en efectivo para la entrada.
Es mucho menos comprometido. Si se producen desperfectos o gastos ajenos a tu responsabilidad (tuberías, goteras, instalación de nuevos ascensores, renovación del portal,...) será el casero quien tenga que correr con ellos.
Flexibilidad: En el contrato, uno se compromete a arrendar por uno o dos años. Si uno desea mudarse al final del contrato de arrendamiento, todo lo que tiene que hacer es notificar al arrendador, sin necesidad de encontrar otro comprador.
En resumen, es una opción más adecuada cuando buscamos una vivienda para una situación transitoria.
... y sus inconvenientes
Inestabilidad en cuanto a la permanencia. Nunca se sabe si el dueño necesitará la casa para un hijo que se casa,... o querrá renovarle el contrato un año más.
Además de las normas de la Comunidad, se deberán acatar las propias del casero (por ejemplo en lo que respecta a la tenencia de animales). Si se quiere hacer una obra deberás contar con su consentimiento. Y si accede a que las realices, nunca recuperarás la cantidad invertida. La vivienda alquilada no se revaloriza, no desgrava, y su renta subirá cada año al menos el IPC. Incluso puede aumentar (y bastante) cada vez que se renueve el contrato de arrendamiento
Ventajas de ser propietario...
En principio, todo el mundo aspira a ser propietario: da tranquilidad y estabilidad. Nada cómo sentirse en su propia casa, donde puede realizar las obras y mejoras que le parezcan, sin la presión de un casero a quien dar cuenta de todo y sabiendo que todas las mejoras que se introduzcan revalorizan nuestra propiedad.
Estabilidad: Nadie te va a echar de tu vivienda proque se acabe el contrato.
Una vez pagada, es tuya y no tendrás más gastos mensuales (aparte de los servicios como el agua y la electricidad).
Si necesitas un préstamo puedes pedir prestado, utilizando el valor líquido que has acumulado, a una tasa de interés menor que la que pagarías por otros préstamos. Una forma particular de esto es la llamada hipoteca inversa, que puede permitirte tener una fuente complementaria de ingresos en la vejez.
... y algunas desventajas
Comprar una vivienda es una decisión complicada. Supone un fuerte desembolso al que se suman a los gastos como el impuesto de transmisiones patrimoniales, la apertura de la hipoteca, el registro, las escrituras y las plusvalías.
Normalmente, comprar implica hacer obras, además de una interminable lista de gestiones y papeleo: banco, notario, registro, albañiles, fontaneros, pintores,... Ser propietario implica además asumir los gastos y derramas que se produzcan en el inmueble además de contar con un seguro de hogar.