27 diciembre 2008

Quien gana con la crisis

Excelentes comentarios los que aparecen como reacción a un artículo en Cotizalia acerca de quiénes van a salir beneficiados con esta crisis:

A mi, todo esto me recuerda cada vez más a la crisis que inició en el S.III el imperio romano:

Desaparición de la clase media y pequeño comercio como consecuencia de la asfixia fiscal a que se ven sometidos por un estado cada vez más grande y anquilosado; desaparición de la mediana propiedad y engrandecimiento de los latifundios; extensión del colonato(el campesino-ciudadano es libre, pero cede sus derechos a cambio de protección y de permanecer anclado a la tierra del latifundista). El estado se arruina por el continuo esfuerzo bélico de contener a los pueblos bárbaros, por las luchas de poder entre generales, por la falta de control del emperador sobre los gobernadores de provincia.

Sustitúyase pequeña propiedad por Pyme y latifundista por multinacional. Sustitúyase colonato por la actual ruina de la clase media (la ruina económica nos obligará a ceder nuestros derechos: se acabó el ciudadano). Sustitúyase "pueblos bárbaros" y esfuerzo bélico por oriente medio. Sustitúyase estado fragmentado, hipertrofiado y anquilosado por la megainflación funcionarial y parlamentaria que padecemos: el mal llamado "Estado del Bienestar".

Ya sólo nos queda la conquista de Roma por Odoacro...


Y este otro que tampoco tiene desperdicio:

A mí también me recuerda esa época, la época de Constantino, en la que se ponen las bases de la estructura de la Edad Media, y se crean los "siervos de la gleba", gente adeudada que queda ligada de por vida a la tierra que tiene que cultivar sin poseer.

Ahora se estaba a punto de crear la figura de "siervo de la hipoteca", gente que durante toda su vida sólo trabajarán para pagar el piso.




El artículo en cuestión, aquí.

Ganar dinero en la crisis

Hoy empiezo con una serie de artículos destinados a proponer varias alternativas para conseguir ganar dinero extra, cosa muy necesaria especialmente en estos tiempos de crisis.



Esto no va a ser la fórmula mágica para hacerse rico sin trabajar (ver en el enlace un artículo que escribí hace un año al respecto) pero sí para sacarse un complemento para llegar a fin de mes.

1. Reduce gastos. Esta receta es siempre válida, pero se nos había olvidado durante estos años de crédito fácil.

2. Alquila una habitación libre que tengas en casa. Esto se está poniendo muy de moda entre los hipotecados con más problemas para llegar a fin de mes.

3. Invierte sabiamente tus ahorros. Ojo, con la que está cayendo hay que elegir muy bien dónde ponemos el dinero, y no hay a día de hoy muchas opciones de inversión atractivas. Próximamente hablaré al respecto.

4. Crar negocios de mantenimiento y reparaciones. En las crisis la gente prefiere reparar sus enseres antes que adquirir nuevos. Reparación de calzado, electrodomésticos, coches, fontanería, etc.

5. Crea un blog con una temática interesante y pon publicidad. No te harás rico, salvo que trabajes en ello de forma disciplinada y profesional, pero te dará un suplemento de ingresos.

26 diciembre 2008

Emprendedores y empresarios en Espana

Os reproduzco aquí una entrevista de Actibva a Eduardo Manchón, cofundador de Panoramio, una empresa española que vendió a Google. Es excelente para desmitificar la supuesta falta de espíritu emprendedor en España.



En España tenemos una falta de emprendedores comparándonos con otros países como por ejemplo EEUU. Muchas veces se dice que es culpa de la educación que recibimos. En tu opinión, un emprendedor, ¿nace o se hace?

Me parece un mito pensar que en España hay menos emprendedores que en otros sitios. Cada autónomo es un emprendedor, cada persona que abre una peluquería, un albañil que trabaja por su cuenta, que abre un bar, etc. En España hay tantos emprendedores como en cualquier otro sitio, más de 3 millones de personas que trabajan por cuenta propia. También hay gente que le gusta la seguridad de un trabajo fijo de funcionario, pero como en todas partes. Cualquier afirmación simplificadora de la realidad de un país demuestra que no se conoce el extranjero más que de oídas. He vivido, estudiado y trabajado dos años en Noruega, tres en Alemania y casi dos en Suiza, en todas partes cuecen habas y hay todo tipo de gente.

No hay diferencia entre el volumen de trabajo y esfuerzo para emprender un negocio de toda la vida y los de nuevas tecnologías. El emprendedor de nuevas tecnologías no es por tanto "mejor" que cualquier autónomo que conocemos. Lo que pasa es que un negocio de toda la vida tiene un crecimiento más limitado. Por bien que le vaya a un peluquero y horas que trabaje, el día tiene 8 horas, solo tiene dos manos y el crecimiento es complicado. Sin embargo una start-up tecnológica puede crecer de manera brutal y escala mucho mejor en gastos, dos chavales pueden montar con poco gasto un sitio web de muchos millones de usuarios.

También hay que considerar que los emprendedores nunca no son tan originales, se lanzan por imitación de lo que tienen cerca. Si la gente cerca de ti monta cosas para el turismo, tu montas cosas para el turismo, si se meten en el negocio inmobiliario, tu también. Si vives en Sillicon Valley, pues creas start-ups tecnológicas. Joaquín Cuenca y yo creamos Panoramio porque conocimos a Ubaldo Huerta que había creado Loquo, el a su vez había trabajado en Sillicon Valley muchos años. Es el famoso efecto semilla, a partir de una primera y única empresa que surge de manera espontánea, surgen una legión de ex-trabajadores de esa empresa que montan su propio proyecto e imitadores, que al final crean un centro de este tipo de proyectos.

¿Hablo de Sillicon Valley? No. Hablo de realidades tan cercanas a mi como las localidades mono-industriales alicantinas, cada una con una especialización y un nivel de emprendimiento brutal. A saber juguetes en Ibi, alfombras en Crevillente, calzado en Elche y Elda, marroquineria en Petrer, chocolates en Villajoyosa, turrones en Jijona, textil en Alcoy, mármol en Aspe, especias en Novelda y redes de pesca en mi pueblo, Callosa de Segura. Podría seguir con muchos pueblos de la provincia cada uno con las industrias líderes a nivel nacional en cada sector. Lo mismo pasa en muchos otros lugares de España y debe parecer provinciano hacer ese recuento, pero creo que hay que parar de hablar de generalidades "españolas" vistas desde la distancia y conocer la realidad a ras de suelo.

Evidentemente, el emprendedor se hace, pero no se trata de lavarle el cerebro a los niños y meterles en la cabeza una mentalidad emprendedora al estilo del "gran sueño americano", así no funciona.


Fuente: Blog Actibva.

Si en el mundo no existieran las mujeres

¿Cómo sería el mundo sin las mujeres? Si nos olvidamos del pequeño detalle de que como especie, nos extinguiríamos sin remedio, hay que reconocer que el mundo, y particularmente la economía, serían muy diferentes.

Como todo el mundo sabe, en general los machos de cada especie son más violentos, competitivos y agresivos que las hembras, fundamentalmente porque ellos compiten entre sí para conseguirlas. Pero si no existieran las hembras ¿qué harían los machos humanos? Perderíamos gran parte de esa agresividad y competitividad naturales y el mundo sería muy distinto:

Para empezar, dejaríamos de cuidarnos físicamente para estar atractivos. Sin embargo, puesto que la cerveza y las patatas fritas seguirían estando entre nuestros gustos, el mundo entero sería obeso. Los asientos en autobuses, trenes y aviones tendrían que ser el doble de anchos. La comida light sería declarada ilegal, y las fuentes públicas darían cerveza. La comida con colesterol estaría exenta de IVA.



Desaparecerían los gimnasios. Total, ¿Para qué ibamos a machacarnos en los aparatos de levantar pesas? Desaparecería la comida dietética, también caerían el mundo de la moda y el de la cosmética. Iríamos sin afeitar, en camiseta de tirantes y pantalón raído a todas partes. Las fábricas de perfumes, desodorantes y detergentes quebrarían en un 99%.

El mundo del automóvil sufriría un cambio radical. Sin nadie a quien ligarse, no nos compraríamos descapotables ni deportivos espectaculares. Los coches serían cuadrados, feos y prácticos. Ahora bien, la mecánica nos seguiría gustando. Todas las casas tendrían el garaje convertido en un taller improvisado, lleno de trapos sucios, piezas de repuesto y manchas de grasa. Esta sería la gran ventaja de la desaparición de la mujer: todos podremos dedicarnos a nuestros hobbies sin que nadie nos critique en casa.

El dormitorio sería muy pequeño y austero, sólo para dormir y con una cama (que nadie nos obligaría a hacer cada mañana), y unas perchas en las que colgar nuestras cuatro prendas de ropa.

¿Habría espejo en el cuarto de baño? Quizá uno pequeño en un rincón para poder vernos las legañas por la mañana. Pero lo que es seguro que se extinguirían son los fabricantes de tapas del váter. Ese absurdo e incómodo artilugio desaparecería de todos los WC del mundo.

La cocina podría ser de dos tipos: o bien mínima (un microondas y un congelador para las pizzas precocinadas) o una cocina inmensa, digna de un chef, para los más cocinillas. Al fin y al cabo, cada cual es libre de tener el hobby que prefiera.

La habitación principal de la casa sería sin duda el salón, equipado con un "home cinema" que ocupe la sala entera de pared a pared, y con cómodos sofás para invitar a todos los amigos a ver el fútbol y las pelis y para jugar con la Play. Una nevera llena de cervezas formaría siempre parte del mobiliario de todo salón de estar, y se dispondría de un cuartito de baño anexo, con varios urinarios para aliviarse rápidamente en el descanso de los partidos.

Ya que hablamos de deporte, éste sería muy distinto. Siendo todo el mundo obeso, un partido de fútbol entre 22 gordinflones no podría durar más de 20 minutos divididos en dos tiempos, o podrían morir de asfixia. Aún así, no correrían mucho, y una de las tácticas para avanzar sería echarse al suelo y rodar. Los porteros pararían los penaltis atrapando el balón con los michelines.

Ciertos campos de la actividad humana se desarrollarían extraordinariamente: si posibilidad de ligar de ninguna manera, todo hombre podría dar rienda suelta a su lado más friki, por lo que la tecnología, la informática, la ciencia ficción, los videojuegos y las gafas de pasta alcanzarían un nivel de desarrollo que hoy no podemos ni siquiera imaginar.

Siendo innecesaria la agresividad natural, habría menos guerras de conquista, derivadas del instinto territorial del macho, cuya motivación original era acaparar un área en la que habitasen más hembras. Los tíos seríamos colegas, no rivales, de modo que siempre habría buen rollito entre nosotros. En conjunto, el mundo sería un lugar tranquilo y pacífico, aunque un tanto aburrido. Seguramente por eso, orientaríamos nuestro interés por la ciencia hacia la genética o la robótica, para creación de una compañera que diese "chispa" a la vida.

Inicialmente la diseñaríamos a medida de nuestras necesidades: Curvas prodigiosas que avergonzarían a la muñeca Barbie, sexualidad desinhibida, ausencia de menstruación y de dolores de cabeza. Sería apta para diversas funciones sencillas además del sexo: cocinar, limpiar y planchar la ropa. Por supuesto, sería muda.

Al ser fabricadas a voluntad, no habría disputas entre los hombres: si a un amigo le gusta nuestra chica, le pasamos un CD con el código genético para que se la clone. En el Emule habría todo tipo de modelos para bajarse de internet, porque compartir es bueno.

Pero el ser humano es por naturaleza inquieto: Seguramente tener como compañera a un ser que nos comprendiese y al que pudiésemos comprender, nos acabaría cansando al cabo de un tiempo. Nos sumiríamos en el aburrimiento y la depresión. Para evitar esto, buscaríamos a alguien que nos llevase la contraria, que se enfadase con nosotros y que fuese totalmente incomprensible.

Tendríamos que crear de nuevo a la mujer. No podemos vivir sin ella.

21 diciembre 2008

Rentabilidad y tipo de interes: La regla del 72



Una fórmula rápida de calcular la rentabilidad de una inversión, o más exactamente de calcular cuánto tiempo nos llevaría duplicar nuestro dinero con esa inversión, es lo que llaman "La regla del 72".

Básicamente hay que dividir el número 72 por el tipo de interés que rinde. El resultado es el número de años que tarda su inversión en valer el doble. Por ejemplo:

Con un interés del 1% necesitamos 72 años para duplicar la inversión.
Con un interés del 2% necesitamos 36 años para duplicar la inversión.
Con un interés del 5% necesitamos 14,4 años para duplicar la inversión.
Con un interés del 8% necesitamos 9 años para duplicar la inversión.
Con un interés del 12% necesitamos 6 años para duplicar la inversión.

La regla es bastante aproximada. No es exacta: Siguiendo con la lista anterior, con un interés del 72% necesitamos 1 año para duplicar la inversión. Eso no es verdad: necesitaríamos un interés del 100% anual, como es lógico, para duplicar en un año.

La fórmula correcta habría que despejarla de la fórmula del interés compuesto (ver aquí), pero para tipos de interés "normales" de un 20% como mucho, sí que se puede aceptar. No tenéis más que hacer pruebas con esta calculadora:

Tipo de interés: %
Años hasta duplicar inversión
    Respuesta exacta:
    Aproximación por la regla del 72:


O también, si sabemos lo que queremos tardar en doblar nuestro dinero, dividimos 72 entre ese número de años y nos sale el tipo de interés que hay que obtener.

Años hasta doblar
la inversión
Tipo de interés necesario
    Respuesta exacta: %
    Aproximación por la regla del 72: %


La explicación del funcionamiento de la regla del 72, en un próximo post.

Mi reconocimiento a Tomás Pulido, en cuyo post al respecto encontré información (y de hecho fusilé en la primera versión de este post), y al sitio en inglés moneychimp.com, del que he adaptado las calculadoras.

06 diciembre 2008

Como evitar la recesion (y III)

Tercera parte del artículo Cómo evitar la recesión

Pero todavía no hay asfixia. La financiación de los déficit públicos es difícil cuando los inversores están muy interesados en otras alternativas para su dinero, tales como las acciones y bonos. Sin embargo, actualmente los inversores huyen de dichos activos. Los pronósticos para la inversión en las empresas son malos, según indican las empresas de valoración y las encuestas de confianza. Recortes de empleo, caídas de precios de activos y empeoramiento de la restricción de crédito son también malos augurios para el gasto de los consumidores. Si las empresas temen que otros recorten sus gastos, eso las hará aún más prudentes. Este ciclo recesivo podría fácilmente alimentarse a sí mismo, dejando maquinaria y trabajadores en paro, y causando una caída de los ingresos fiscales. Un estímulo fiscal preventivo puede ayudar a evitarlo y apuntalar los ingresos fiscales.

Si las política monetaria y fiscal convencionales fallan, ¿qué nos queda entonces? Los pesimistas señalan las penurias de Japón, como lección de cómo la deflación de una burbuja de precios y un gran exceso de deuda puede hacer fracasar todo lo que la política monetaria y fiscal pueda aplicar contra la misma. Desde 1993 la economía de Japón se ha mantenido a flote por una fuerte endeudamiento del gobierno: la media anual de déficit presupuestario desde entonces ha sido más del 5% del PIB. La economía floreció a partir de 2003, gracias en parte a una gran intervención para debilitar el tipo de cambio, pero de nuevo ronda la recesión, aún más amenazante debido a la revaluación del yen. La deuda pública del Japón ha llegado al 180% del PIB, según la OCDE.

La triste lección es que las políticas convencionales no pueden impedir una prolongada depresión deflacionista. Pero al menos los encargados de formular políticas económicas parecen habérsela aprendido. La alternativa "atómica", diseñada en los Estados Unidos, pero inconcebible en Japón, consiste en financiar el gasto público o las reducciones fiscales por la impresión de dinero. Esto que requiere el banco central se coordine con las autoridades fiscales (que puede resultar más fácil en los Estados Unidos que en Europa). Se podría trabajar de este modo: el gobierno anuncia una reducción de impuestos y emite bonos para financiar la misma. Pero en lugar de venderlos a los inversores privados, se presentan ante el banco central a cambio de un depósito, y con cargo a éste se pagarán las devoluciones de impuestos a los contribuyentes. Este sistema es esencialmente el mismo que el proverbial "helicóptero" desde el que tirar dinero, pero con una contabilidad más limpia y una distribución de dinero en efectivo menos errática. Omite los bancos y los mercados de dinero, y pone directamente el dinero en los bolsillos del pueblo.

Convertir en dinero de esta forma una masa importante de deuda pública, forzosamente causará inflación. Pero para cuando hayamos llegado a estas medidas extremas, la inflación sería una bendición: una economía en la que los instrumentos convencionales de política hayan fallado estará sufriendo deflación. Una explosión de la inflación, puede aumentar los precios de los activos, aliviar el peso sobre los deudores (cuyo verdadera cruz es el aumento de la carga financiera por la deflación) y mejorar las finanzas públicas.

Algunos banqueros centrales se estremecen ante la idea. Algunos, no todos. Ben Bernanke, ahora Presidente de la Reserva Federal, recomendó este curso de acción para Japón en 2003 (cuando era gobernador de la Reserva Federal). De hecho, él fue más allá. Una manera de salir de una depresión, argumentó, es que los responsables económicos se comprometan a un período de creación de inflación, para romper las expectativas de deflación y curar las heridas causadas por las caídas de los precios.

Si todo lo demás falla, al parecer, la única forma segura de garantizar la solvencia de los sectores privado y público sería aligerar la carga real de deudas, así como aumentar los precios de los activos, gracias a la inflación. Es verdaderamente la última opción - el rescate de los endeudados mediante el sufrimiento de los ahorradores. En esencia, aunque no en grado, no es tan diferente de la política convencional, como los recortes de tipos de interés, que son una salvación para los deudores y un castigo a los ahorradores.

En conclusión, los planes de estímulo fiscal imponen un costo a todos los contribuyentes, incluso los que estaban bien situados para soportar una recesión. Pero el coste de una recesión prolongada, en términos de recursos ociosos, de pérdida de ingresos, la pérdida de habilidades y experiencia y una erosión en la confianza que mantiene unida la sociedad civil, sería mucho mayor.

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